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Mostrando entradas de agosto 28, 2012

Regalito de Xena

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Y bueno gente, que aquí os dejo el regalito de Xena al juego de esta semana. Espero que os guste, muchas gracias Xena...

Ya no caben más

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Mi hermana siempre dice que yo no leo libros, los devoro, y tal tenga razón, aunque últimamente me he tranquilizado un poco, el blog, en cierta medida esta ayudando a que mi economía y la estantería de libros de mi casa tengan aun espacio, bueno, miento, la estantería ya no tiene ni un solo hueco, en julio, me compré el último libro de Monica McCarty, del que ya os hablaré, y temo acabarlo, porque no se donde voy a meterlo. Cuando cambie la habitación le dije a mi madre que deberíamos comprar una estantería más pequeña, antes, la única estantería que había era mi habitación y llegaba hasta el techo, lo que quitaba mucho espacio, así que, compramos una estantería más baja, y colocamos un mueble tras la cama donde tengo los libros que casi nunca releo, pero el mueble se llenó, y la estantería ya no tiene ni un solo hueco... Aun así, soy incapaz de no comprarme un libro, y a veces me cuesta a mí misma darme la vuelta e irme, dejándolo en la tienda, sabiendo que quiero leerlo.

¿Qué piensas?

Soy una persona tal vez utópica, que piensa que el respeto, el que lo quiere, debe ganárselo, a fín de cuentas, ¿No es respeto, respetar la cultura de otro país? Os preguntaréis a que viene esto, y es que, me han enviado un correo y me gustaría que lo opinéis sobre ellos... A mí me ayudó a reflexionar. En la calle de Toledo de Madrid, una musulmana le hace señas a un taxi para que pare. Una vez dentro del taxi, le pide al taxista que apague la radio porque ella no puede oír música occidental debido a su religión.       “En la época del Profeta no había música como esa y mucho menos radio” -dijo  la viajera-. “La música occidental es de los infieles y yo no puedo oírla”. El taxista apaga la radio, pero en el siguiente semáforo detiene el coche, sale del mismo y con amabilidad abre la puerta trasera. La mujer se sorprende y pregunta un tanto enfadada: “¿Qué pasa? Todavía no hemos llegado a mi destino” “Mire, señora, en la época del Profeta no había taxis, así  que, por